Historia
Nuestro Himno Nacional surgió con humildes principios, en un
modesto lugar, sin antecedente notable alguno. El hombre que concibió la grande
idea apenas se dio cuenta de su prolongada resonancia en el porvenir.
Don José Domingo Torres era un simple aficionado al arte de
Talía. Pasó su juventud en ardorosos proyectos teatrales, y perteneció a una
compañía de comediantes bogotanos, con el espiritual Honorato Barriga a la
cabeza, dejó simpático y duradero recuerdo en la ciudad.
Fue Domingo Torres en su juventud apuesto galán, que a la media
noche, al pie de las rejas, hizo rasguear sonoros instrumentos en compañía de
alegres enamorados trovadores.
La vejez lo sorprendió sin ochavo de reserva y murió como simple
portero del Ministerio de Hacienda.
El amor a la patria por un lado, y por otro la velada y discreta
lisonja hicieron que Torres, a propósito del 11 de noviembre de 1887, instara
al maestro OresteSindici para que le pusiera música a un himno, cuya letra era
del doctor Rafael Núñez. Torres rogaba y el maestro resistía. Al fin su esposa
doña Justina Jannaut de Sindici, colombiana, venció las últimas dificultades
del maestro. La esquiva inspiración brotó entonces en el alma del artista
italiano como resonante catarata de notas gloriosas y ardientes. La imagen de
la patria adoptiva, donde él tenía el dulce solar de sus amores, se presentó
con toda su belleza a los ojos del maestro.
Vibraron al punto de este himno: el estrépito de las armas y los
urras de combate, y se oyeron notas semejantes al grito del huracán que azota
nuestras selvas y otras menos fuertes como las de torrente que salta escondida
entre las breñas.
Este himno tiene: vida, calor, movimiento: notas que animan y
exaltan el espíritu; arrogancia propia de un himno triunfal. Nuestro Himno Nacional había surgido.
El 11 de noviembre de 1887 se cantó por primera vez en público,
en un pequeño teatro de variedades improvisado en el antiguo edificio de la
escuela pública de la Catedral. Al mes siguiente el 6 de diciembre de 1887
hacía estruendosa y solemne aparición oficial en el salón de grados, frente al
Palacio de San Carlos; con asistencia del doctor Núñez, de todas las
autoridades civiles, eclesiásticas, militares y los ministros del cuerpo diplomático.
Lo cantaron un coro de 25 voces con orquesta y dirigido por el
maestro Sindici.
Circuló esta invitación:
"El ministro de Gobierno saluda a Ud. muy atentamente y
tiene el honor de remitirle adjuntas dos boletas de entrada al concierto que en
la noche del 6 del presente tendrá lugar en el salón de grados, con el objeto
de estrenar un Himno Nacional. La función principia a las nueve.
Bogotá diciembre de 1887."
Tres años más tarde volaron sus notas hasta distantes países,
después de vibrar triunfalmente en nuestros montes y llanuras.
En 1890 ejecutaron la música del Himno Nacional colombiano en
Roma, Méjico, Lima, Caracas y Curazao.
Casi un siglo careció Colombia de un Himno Nacional, y lo tuvo por casual
concurso de circunstancias, no por encargo oficial. Ensayose sin ningún
aparato; e hizo lentamente su camino hasta llegar al pueblo por medio de los
niños de las escuelas primarias; sus fáciles melodías se pegaron a todos los
oídos y hablaron a todos los corazones, y cuando llegó la celebración del centenario
de la Independencia, el país se regocijó al tener una voz para expresar su
gratitud y amor a los fundadores de la República.
Fue ungido con el entusiasmo popular. En 1920 fue adoptado como
Himno Nacional en ley dictada por el Congreso.
Autores Del
Himno Nacional.
Rafael Núñez
Nació en Cartagena en 1825. Político, poeta, periodista,
filósofo, jurisconsulto, estadista, fue elegido Presidente de la República en
cuatro períodos: 1880 a 1882; 1884 a 1886; 1886 a 1892; 1892 a 1898. En 1885
Nuñez convocó el Consejo Nacional Constituyente que expidió la constitución de
1886. Nuñez murió en Cartagena en 1894.
Oreste Sindici
Nació en Roma en 1837. Llegó a Bogotá como integrante de una
Compañía de Opera y decidió adoptar la nacionalidad colombiana. Casó con Doña
Justina Jannaut, dama bogotana de ascendencia francesa, con quien tuvo tres
hijos Oreste, Eugenia y Emilia. El maestro compuso la música el Himno Nacional
sobre un poema del entonces Presidente de la República, doctor Rafael Nuñez.
Murió en Bogotá en 1904. El Congreso Nacional expidió la Ley 89 de 1937 de
honores a su memoria.
Jose Rozo Contreras
Autor de la transcripción del Himno Nacional adoptada
oficialmente por el gobierno según Decreto Ejecutivo número 1963 de 1946. Nació
en Bochalema, Norte de Santander, en 1894. Tras realizar estudios en Roma y en
Viena, regresó al país para ser nombrado Director de la Banda Nacional de la
cual fue titular hasta su muerte, en Bogotá.
Himno
Nacional
Letra: Rafael Núñez
Música: OresteSindici
¡Oh gloria inmarcesible!
¡Oh júbilo inmortal!
¡En surcos de dolores
El bien germina ya.
Cesó la horrible noche
La libertad sublime
Derrama las auroras
De su invencible luz.
La humanidad entera,
Que entre cadenas gime,
Comprende las palabras
Del que murió en la cruz
"Independencia" grita
El mundo americano:
Se baña en sangre de héroes
La tierra de Colón.
Pero este gran principio: "el rey no es soberano"
Resuena, Y los que sufren
Bendicen su pasión.
Del Orinoco el cauce
Se colma de despojos,
De sangre y llanto un río Se mira allí correr.
En Bárbula no saben
Las almas ni los ojos
Si admiración o espanto
Sentir o padecer.
A orillas del Caribe
Hambriento un pueblo lucha Horrores prefiriendo
A pérfida salud.
!Oh, sí¡ de Cartagena
La abnegación es mucha,
Y escombros de la muerte
desprecian su virtud.
De Boyacá en los campos
El genio de la gloria
Con cada espiga un héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
Ganaron la victoria;
Su varonil aliento
De escudo les sirvió.
Bolívar cruza el Ande
Que riega dos océanos
Espadas cual centellas
Fulguran en Junín.
Centauros indomables
Descienden a los llanos
Y empieza a presentirse
De la epopeya el fin.
La trompa victoriosa
Que en Ayacucho truena
En cada triunfo crece
Su formidable son.
En su expansivo empuje
La libertad se estrena,
Del cielo Americano
Formando un pabellón.
La Virgen sus cabellos
Arranca en agonía
Y de su amor viuda
Los cuelga del ciprés.
Lamenta su esperanza
Que cubre losa fría;
Pero glorioso orgullo
circunda su alba tez.
La Patria así se forma
Termópilas brotando;
Constelación de cíclopes Su noche iluminó;
La flor estremecida
Mortal el viento hallando
Debajo los laureles
Seguridad buscó
Mas no es completa gloria Vencer en la batalla,
Que al brazo que combate Lo anima la verdad.
La independencia sola
El gran clamor no acalla:
Si el sol alumbra a todos
Justicia es libertad.
Del hombre los derechos
Nariño predicando,
El alma de la lucha
Profético enseñó.
Ricaurte en San Mateo
En átomos volando
" Deber antes que vida",
Con llamas escribió
SÍMBOLOS
DEPARTAMENTALES - TOLIMA
Bandera del Departamento de Tolima
Adoptada por el Departamento del Tolima,
consta de dos franjas en sentido horizontal, una de color vinotinto que
simboliza la sangre derramada por lo héroes tolimenses en las luchas de la
independencia y la otra de color amarillo que simboliza la riqueza minera del
departamento.
Escudo del Departamento de Tolima
El escudo del departamento del Tolima, fue
adoptado por Ley del 7 de diciembre de 1815, por las Cámaras Unidas de la
Provincia de Mariquita,
sancionada por el prócer José León Armero, gobernador y comandante general. En
1861, se adoptó para el Estado Soberano del Tolima, mediante Decreto del 12 de
abril, firmado por el general Tomas Cipriano de Mosquera, según consta en el
registro oficial No.12 del 7 de septiembre de 1861.
Himno del Departamento de Tolima
El Bunde
Tolimense compuesto por el maestro Alberto Castilla y letra de Nicanor
Velázquez Ortíz, es cantado en todos los actos protocolarios del Tolima.
Mediante la Ordenanza Número 023 del 21 de junio de 2001, fue declarada como
letra oficial del Himno del Departamento del Tolima, el Bunde del Maestro
Nicanor Velázquez Ortíz.
Letra: Nicanor
Velázquez Ortíz
Música:
Alberto Castilla
CORO
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Canta el alma de mi raza
en el Bunde de Castilla
y este canto es sol que abraza.
Nacer, vivir, morir
amando al Magdalena
la pena se hace buena
y alegra el existir.
Baila, baila, baila
sus bambucos mi Tolima
y el aguardiente
es más valiente y leal.
Soy vaquero tolimense
y en el pecho llevó espumas
va mi potro entre las brumas
con cocuyos en la frente
y al sentir mi galopar
galopa el amor del corazón.
Pues mi rejo va enlazar
las dulzuras del amor
con la voz de mi cantar
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